Libro

El Vampiro

(1957)

UN FILM ADELANTADO A SU TIEMPO

Esta cinta de 1957 resulta sorprendente por una buena cantidad de razones. Para muchos es una de las mejores películas del cine de terror mexicano, y la obra maestra de su director, Fernando Méndez, un trabajo que impresionó al mismísimo François Truffaut. Y es que El Vampiro tiene el lugar 35 entre las cien mejores películas de cine mexicano.

El vampiro que nos presenta esta cinta, interpretado por Germán Robles, es un precursor del que un año después nos presentaría la Hammer de la mano de Christopher Lee, con quien comparte los rasgos de ferocidad que hasta ese momento no habían aparecido de una forma tan clara. Es un intermedio entre el aristócrata elegante que nos presenta Bela y el despiadado monstruo que encarnara Lee. Esta película es la primera de la historia del cine donde el no muerto muestra claramente sus colmillos. Hasta ahora sólo habíamos visto los incisivos de roedor de Nosferatu, o de una versión turca de Drácula de 1953, Drakula Istanbul'da.

El Vampiro, de Fernando Méndez

La película comienza con una atmósfera tétrica y gótica donde lo sobrenatural y el terror están siempre presentes; pero a lo largo de la cinta se va adquiriendo cada vez más tintes de una trama detectivesca. Sin embargo muchos elementos sobrenaturales de esta primera parte quedan sin explicación racional dejando importantes lagunas y cierta confusión. Así ocurre con las misteriosas apariciones del Conde Mora (Bela Lugosi), y su hija Luna (Carol Borland), especialmente cuando se transforman en murciélagos... Para muchos críticos fue un error el incorporar demasiados elementos cómicos a la vez que se trataba de crear una película del miedo. Al final a uno no le queda muy claro si se trata de una comedia o de un drama. Adolece de demasiados diálogos y de un ritmo un tanto lento. No obstante, aunque no está considerado como una obra maestra el film tuvo un éxito considerable.

El Vampiro, de Fernando Méndez

Una curiosidad del argumento es que el vampiro, un nobre húngaro, parece más preocupado en recuperar la hacienda que le perteneciera en vida que en otra cosa. Sus intenciones son devolver el esplendor a su familia y gobernar sobre la región. Una diferencia notable con el vampiro encarnado por Christopher Lee es que no hay elementos de atracción sexual. Duval, el vampiro, no está interesado en conquistar a la heroína, sólo le interesa su sangre y hacerse con la propiedad de la hacienda donde transcurren los hechos, algo propio del cine mexicano de la época, a menudo interesado en todo tipo de intrigas familiares.

El Vampiro, de Fernando Méndez

Otras curiosidades en el argumento que recuerdan de cerca las de muchas películas posteriores de la Hammer son un duelo a espada, o las sorpresas en el desarrollo de la acción propiciadas por personajes que saben más de lo que en un primer momento aparentan. Todo ello hacen de El Vampiro un film adelantado a su tiempo, precursor y digno de estudio, con efectos sorprendentes y bien diseñados, que a lo largo de la cinta crean una atmósfera inquietante.

Méndez estaba tan convencido del éxito de El Vampiro, que ese mismo año rodó la secuela del mismo, El Ataúd del Vampiro; que no tuvo tanta repercusión como la cinta que nos ocupa. Los juegos de luces, la magnífica fotografía, el ambiente cuidado y gótico de los escenarios, tanto interiores como exteriores son dignos de mención. No es de extrañar que El Vampiro, para algunos la mejor película de terror mexicana, se haya convertido en una película de culto, especialmene entre los cinéfilos europeos.

SINOPSIS

Marta, una joven que llega a la estación de un pueblo en la Sierra Negra mexicana se encuentra en el andén con Enrique, un viajante de comercio. Ambos están retenidos en la estación porque no hay transportes hasta el día siguiente. Marta desea ir a Los Sicomoros, una hacienda en la que se crió cuando era niña y a la que vuelve porque su tía, María Teresa, está moribunda. Casualmente aparece en la estación un hombre siniestro que conduce un carro y que acaba de recoger un cajón lleno de tierra procedente de Hungría, que ha de llevar a los Sicomoros. Enrique convence al hombre de que los lleve a la Hacienda. Y así lo hace, pero poco antes de llegar les obliga a bajarse y tienen que realizar a pie el resto del trayecto. Al llegar Marta se lamenta del estado de ruina en el que se encuentra la hacienda y se entera, por su tio, don Emilio, y por su otra tía, Eloísa, de que su querida tía María Teresa ha fallecido, y ya ha sido enterrada.

El Vampiro, de Fernando Méndez

Pero la Hacienda guarda muchos pasadizos y túneles, y bajo ella descansa, en un ataúd, su antiguo propietario, el Conde Lavud, el vampiro, que encargó la tierra de Hungría y que se propone hacerse con la propiedad de Los Sicomoros. El conde, que tiempo atrás convirtió en vampiro a Eloísa, visita von frecuencia la hacienda para tratar de convencer a la familia de que se la vendan. Don Emilio no sospecha que él es en realidad el Conde Duval que yace enterrado en las entrañas del edificio. Es el maléfico conde quien atacó a la difunta hasta consumir su vida bebiendo su sangre porque se negaba a vender, y ahora su objetivo es la joven Marta, heredera, que también es contraria a la venta. La difunta, en vida, se quejaba de que había vampiros en el lugar, por lo que su muerte se atribuyó a la locura. No obstante Enrique está allí porque Don Emilio lo ha llamado en secreto. El joven no es en realidad un viajante, sino un médico al que ha hecho ir discretamente allí para investigar la muerte de su hermana.

El Vampiro, de Fernando Méndez

No obstante María Teresa, a quien Marta ve como si fuera una aparecida en el que fuera su cuarto de pequeña, no esta muerta en realidad. Fue enterrada viva, pero liberada por los criados, que sí la creían, y vive en los sótanos labertínticos de la hacienda, por donde deambula como un fantasma. Lo que viene a continuación, es el desenlace final.

Marta acaba siendo atacada por el conde, y muere aparentemente; pero uno de los criados, durante el velatorio se da cuenta de que ha movido un dedo de forma casi imperceptible. Ernesto manda que la envíen a su cuarto para que se recupere y acaba averiguando la identidad de Duval, quien ingresa en las habitaciones de la joven y se la lleva a los pasadizos interiores de la hacienda, donde tiene intención de convertirla en uno de los suyos; pues una segunda mordida convierte a su vez en vampiro a la víctima. El médico consigue liberar a la joven tras una lucha con Duval, que debe huir a su tumba porque las primeras luces del amanecer comienzan a entrar en la estancia. Será la tia de la joven la que abra su tumba y acabe, estacándolo, con el vampiro.

El Vampiro, de Fernando Méndez

FICHA TÉCNICA

  • Título original: El Vampiro
  • Título en España: El Vampiro
  • Director: Fernando Méndez
  • Año: 1957
  • País: México
  • Idioma: Español
  • Duración: 83 minutos
  • Formato: Blanco y negro
  • Sonido: Monoaural
  • Música: Gustavo César Carrión
  • Producción: Abel Salazar; gerente de producción: Fernando Méndez, Jr.; jefe de producción: Antonio Guerrero Tello
  • Guión: Ramón Obón.
  • Compañía productora: Cinematográfica Absa
  • Reparto: Abel Salazar (Enrique), Ariadne Welter (Marta González), Carmen Montejo (Eloísa), José Luis Jiménez (don Emilio), Germán Robles (conde Karol de Lavud), Mercedes Soler (María, la sirvienta), Alicia Montoya (María Teresa), José Chávez Trowe (Anselmo), Julio Daneri (sirviente de Duval), Amado Zumaya (sirviente de Duval), Guillermo Álvarez (administrador de la estación del tren), Bianchi, Margarito Luna.

© 2012. Javier Arries

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