Libro

Johann Weichard Valvasor

(1641-1693)

BIOGRAFÍA

Johann Weichard Valvasor, o Johann Weikhard Freiherr von (Janez Vajkard Valvasor en esloveno), nació en Ljubljana en 1641, y murió en 1693. Vino al mundo en el seno de una familia noble que residía en el castillo de Izlake. Estudió en la escuela jesuita de Ljubljana, y se graduó en 1658.

Valvasor podría haber continuado sus estudios; sin embargo prefirió viajar a través de Europa para ir al encuentro de hombres instruidos de todo el continente. Y así estuvo viajando durante cuarenta largos años que le llevaron a lugares muy remotos y alejados de su tierra natal, incluido el norte de África. Sirvió en el ejército durante la guerra austro-turca. La calidad de sus trabajos impulsó a la Royal Society de Londres a admitirlo como miembro de la misma en 1688.

Ljubljana

Ljubljana

Johann Weichard Valvasor publicó en 1689, en la ciudad de Nuremberg, una obra monumental llamada Die Ehre deβ Herzogthums Crain en alemán, Slava vojvodine Kranjske en esloveno, y The Glory of the Duchy of Carniola en inglés. Nada menos que 15 tomos entre los que se reparten más de 3500 páginas ilustradas a lo largo de la cuales se describen los usos y costumbres de Istria y la población eslovenia del siglo XVIII.

Portada de la obra de Valvasor
Página con el título de la obra de Valvasor

Página con el título de la obra de Valvasor

LOS VAMPIROS DE ISTRIA

En el volumen VI de la obra, que puede consultarse en el original alemás aquí, nos cuenta Valvasor las tradiciones istrias sobre vampiros. Las páginas del original en alemán, digitalizadas, donde Valvasor habla de vampiros se pueden ver aquí: 327, 328, 329, 330, 331, 332, 333, 334, 335, 336, 337, 338, 339, 340, 341. Puede descargarse en pdf aquí.

Pese a que estaba duramente castigado por las autoridades la gente del campo empalaba a los supuestos vampiros, que se revolvían y sangraban como si estuvieran vivos. Se les llamaba strigon o vedarèz, y se creía que en vida practicaban la hechicería y bebían la sangre de los niños. Al morir salían de sus tumbas, visitaban a sus mujeres, con las que cohabitaban, y paseaban a medianoche por las aldeas llamando a las puertas de las casas. Los que contestaban morían, y la gente decía que se los había comido el strigon. Además del caso de Grando, Valvasor comenta que casos parecidos se dieron en la ciudad de Lindar, en la actual Croacia, en Austria, y en Venecia. Cuenta además Balvasor que en 1687, en la aldea de Venedisch-Histerreichisches, los lugareños habían desenterrado y estacado un cadáver.

Dice Valvasor, y dice correctamente, que la palabra strigon procede de la palabra latina strix, que designa a una lechuza o a una bruja, que tomando esta forma, bebe la sangre de los niños o la leche de sus nodrizas. Cita a Ovidio para enfatizar este punto.

LOS VAMPIROS DE BOHEMIA

Después prosigue Valvasor exponiendo un caso relatado por el teólogo protestante y escritor alemán (1589-1661) Martinus Zeiler. Según Zeiler, en los años 1617 y 1618, en la localidad morava de Eywanschitz algunos ciudadanos respetables y dignos de confianza afirmaban que un conciudadano, al que todo el mundo consideraba como un vecino honesto, fue enterrado, al morir, en el cementerio de la ciudad. Pero poco después salía de su tumba por la noche y estrangulaba a la gente de la ciudad. Antes de hacerlo dejaba su sudario al lado de su tumba. Cuando regresaba volvía a ponérsela. Los guardias del cementerio vieron aquello una vez y le quitaron el sudario cuando salía de su tumba. Al regresar no encontraba su sudario y les gritaba que se la devolvieran o rompería el cuello a todo el mundo. Y se asustaron tanto que se la arrojaron.

Martin Zeiler

Retrato de Martin Zeiler (Wikimedia Commons)

Pero como continuaba con sus fechorías lo desenterraron y lo descuartizaron. Así descansó en paz y no volvió a ocurrir nada más. El juez sacó un trozo de tela largo y grande de su boca que había roído de la cabeza de su esposa, que yacía enterrada a su lado. Cuando lo sacaron de la tumba afirmaba que él y su esposa hubieran acabado con la mitad de la población.

Después cita dos casos que refiere el cronista bohemio Hagecio. Wenceslaus Hagecius, también conocido en otros idiomas como Wenceslai Hagek a Liboczan, Wenzel Hajek von Libotschan, ó Václav Hájek z Libočan. muerto en 1553, describió este caso en su Böhmische Chronica . . . Jetzt aus Böhmischer in die Deutsche Sprache . . . tranβferiret . . . Durch Johannem Sandel, publicada en Praga en 1596.

El primer caso es el del pastor de Blow, que fue enterrado en esta aldea bohemia, a un kilómeto de la ciudad de Cadan, en 1337. Se levantaba cada noche de su tumba y caminaba por las aldeas, hablando como cuando estaba vivo, rompiendo el cuello a algunos, y a los que llamaba por su nombre morían en ocho días. Los vecinos, para acabar con él, lo empalaron, pero él tomó el palo y se rió de ellos agradeciéndole que le dieran un palo para defenderse de los perros. Uno de los presentes le empaló por el costado y sangró. Al final lo quemaron, pero mientras le llevaban en una carreta de bueyes hacía todo tipo de cosas extrañas, moviendo brazos y piernas, rugiendo y rebuznando. Y tras ser quemado acabaron con él y sus fechorías. Esta historia, dice Valvasor, la encontró Hagecio en la Crónica del monasterio de Opatowitz

El otro caso es es el de la bruja checa de Levin, una mujer a la que tildaban de hechicera y que estrangulaba a sus vecinos y a su ganado, presentándoseles a veces en formas animales. La desenterraron y le clavaron una estaca, pero siguió cometiendo sus fechorías hasta que la quemaron y echaron las cenizas dentro de la tumba. Un extraño remolino estuvo en el lugar de la ejecución del vampiro durante días.

Continú Valvasor con otro caso de Bohemia que extrae de la Miscellanea historica regni Bohemiae, publicada en Praga, en 1682, obra del jesuita Bohuslav Alois Balbin. Se trata de Stephan Huber, un rico ciudadano de Trutnau (la actual Trutnov), que asfixió a varios de sus ciudadanos. Le desenterraron, el cadáver estaba gordo y sonrosado. Le cortaron la cabeza. Brotó mucha sangre. Después el vampiro dejó de molestar a sus paisanos.

Valvasor arguye que la creencia de estacar a los difuntos para que no se muevan procede del paganismo y pone como ejemplo la historia de Assuit y Asmund, contada en su Gesta Danorum por Saxo Gramático. Assuit y Asmund eran dos hermanos de sangre daneses. Juraron que cuando uno muriera el otro le acompañaría en la tumba. Assuit murió, lo enterraron en un túmulo, y Asmund, cumpliendo su promesa, se quedó dentro del túmulo cuando lo cerraron. Assuit se levantó y devoró su caballo, y más tarde atacó a Asmund y le cortó una oreja. Asmund se defendió bien y clavó una estaca en el pecho de su amigo.

EL CASO DE GIURE GRANDO

En otro volumen, el XI, que puede consultarse en el alemán original aquí, nos cuenta el caso de Giure Grando, el vampiro de Kringa, que provocó la epidemia que asoló Istria en 1672. Lo desenterraron, le clavaron una estaca afilada de espino, y como ésta era expulsada del cuerpo, le cortaron la cabeza. Después de narrar minuciosamente el caso, Valvasor afirma que, según le había contado un noble, muy cerca de allí, en una localidad Venecia también habían clavado una estaca a un difunto como remedio para que no se levantara, pese a que las autoridades trataran de impedir aquella costumbre con fuertes castigos.

Las páginas digitalizadas donde Valvasor habla de Giure Grando se encuentran aquí: 317, 318, 319. Puede descargarse en pdf aquí.

© 2008. Del texto y traducciones,Javier Arries

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